Después de la llegada de sus majestades, los Reyes Magos, es posible que hayan venido cargados con un delicioso jamón ibérico. Pero no siempre es oro todo lo que reluce… ¿Te han regalado un jamón y no sabes como cortarlo?
¡Qué no cunda el pánico! Hoy os traemos unos consejos para que saquéis el máximo provecho a vuestra pieza más preciada.
1. Elige buenas herramientas para cortar jamón. Es primordial.
Lo primero de todo es hacerte con un buen cuchillo jamonero largo, un cuchillo de sierra para cortar y retirar la grasa amarilla y un cuchillo puntilla para que la carne no quede ligado al hueso. Si dispones de una piedra de afilar para que los cuchillos nos corten hasta la respiración y de un guante metálico en la mano izquierda para evitar la visita a urgencias, sería de matrícula.
Un buen jamón requiere de material de primera para abrirse y disfrutar con los 5 sentidos al 100%.
2. No lo coloque en lugares inapropiados.
Como el valor de la puntualidad en el trabajo, esta joya debe estar en un sitio pulcro y limpio donde poder trabajarlo cómodamente
El jamonero debe estar colocado a la altura de nuestro esternón (aprox. por la boca de nuestro estómago) y debe tener un casquillo regulable para poder fijar la pezuña. De este modo, se conseguirá la manipulación de la pieza deseada.
Si aún no dispones de uno en nuestra tienda online, puedes adquirir uno de lo más resistente y eficaz.
3. No lo empieces por la maza.
A no ser que lo vayas a consumir entero de una sentada, no lo empieces por esa parte. Los jamones constan de cuatro partes: maza, babilla, jarrete y punta. La maza es la parte ancha, donde la grasa está bien infiltrada y es la considerada más rica debido a que se extrae de ella la carne más jugosa y tierna. Por lo que la babilla es todo lo contrario, donde se encuentra la carne más magra.
Si su consumo va a ser paulatino, durante semanas, lo mejor es comenzar con la babilla, con la pezuña hacia abajo. Así se resecará menos la pieza.
4. Las lonchas no tienen que ser traslúcidas y tampoco de un grosor exagerado. Lo más idóneo son unos cinco centímetros, tanto de ancho como de largo, es decir, cuadradas.
5. Corta sin miedo. Una vez lista nuestra pista de aterrizaje, llamada maza, el cuchillo debe apoyarse con decisión y firmeza, deslizándolo lentamente sin forzar el corte. ¡Recuerda! Más vale maña que fuerza.
6. ¿Retirar la grasa blanca? ¡Jamás! La amarilla es la que hay que desechar, ya que es incomible y puede estropear el jamón.
Sin embargo, si quitamos las franjas blancas de las lonchas, estamos renunciando a las magníficas propiedades organolépticas y saludables del jamón.
7. ¡Cuidado con la calefacción! Para que las características organolépticas del jamón ibérico se conserven intactas, es fundamental que la pieza se conserve en torno a unos 25 grados. Por lo que, ¡impensable guardarlo en la nevera!
8. No lo cubras con el trapo de cocina como si tuviera frío por la noche. Lo ideal es cubrirlo con un trozo de grasa (blanca) y envolverlo con papel de film hasta la próxima ocasión.
9. Es 100% aprovechable una vez abierto. No solo hay que sacar lonchas para consumirlo, también puedes extraer trocitos para disfrutarlos en nuestras comidas diarias. ¿Quién se va a resistir a unas croquetas de jamón ibérico recién cortado?
10. ¡No tires los huesos! Con ellos se hace un caldo de chuparse los dedos.
Ahora que ya sabes como empezar tu jamón, solo te queda comprar un buen jamón y disfrutar (si no te lo han regalado aún). Si tienes dificultades para realizar el corte perfecto, no te preocupes, nosotros manipulamos la pieza por ti. Además, contamos con nuestros productos en formato loncheado, listos para abrir y consumir.
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